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miércoles, 31 de agosto de 2011

Llamada perdida

Al principio de verano te pidió tiempo, que no sabía si quería estar contigo o no que va aprovechar que se va  fuera de Granada para ordenar ideas. Y a ti no te quedaba más remedio que aceptar como un condenado que espera su condena. 
Se lo cuenta a tus amigos y te hacen sentir un estúpido con eso de que pases que no te comas la cabeza, y tú en cambio ni eres capaz de pasar ni mucho menos de no comerte la cabeza.
Estas todo el puto día mirando el móvil, esperando una llamada perdida o un mensaje de ella. Pero pasan las horas mientras apagas y enciendes el móvil mil veces mientras lo pones en silencio o boca abajo o dentro del cajon.  Y cada segundo que pasa te vuelves más loco que el anterior en esta espera sin esperanza.
Cuando suena el móvil o te llega un mensaje cierra los ojos y les rezas a todos los santos y a todos los dioses que se te ocurren que sea ella. Pero no es ella es Movistar diciéndote que te cambies de móvil o es algún amigo que te dice que si quieres ir a jugar a futbol.  Entonces te entran ganas de reventar el móvil con el suelo.
Sales a despejarte y sin rumbo vas por tu barrio del Realejo a la deriva hasta llegar a Reyes Católicos y sigues mirando el móvil sin parar. Llegas a tu casa sin ganas de nada preguntándote que ella como puede estar así pasando de todo sin importarle lo mas mínimo. Entonces la llamas y no te coge el móvil. Y así pasa un día más de este puto verano con la terrible espera de esperar sin esperanza. Con el miedo a empezar de cero en septiembre. 

lunes, 29 de agosto de 2011

Aunque tú no lo sepas.


Iba saliendo de Granada a las tres y pico de la madrugada. Pensando en ti para variar pensando que estarías haciendo en ese momento, si te acordaras de mí me preguntaba. En ese  momento me llego un mensaje al móvil y eras tú.
Que acababas de llegar a casa que habías estado en un bar que fuiste conmigo  y que te ibas a dormir que como me había ido en Granada. En ese momento sonaba aquella canción que me dijiste que ibas a cantar con un amigo la de Isla de Palma. Mientras no sé porque me metí un chicle de sandia en la boca, que me empezó a saber a tu boca de niña tontita. Con mi mano derecha apreté el asiento vacío del acompañante como si estuviera allí sentada como en mil viajes a Granada.
Y aunque tú no lo sepas ni te dieras cuenta esa noche venias en aquel coche azul donde tantas veces te subiste. Mientras volvía a saborear tu boca cada vez que mordía el chicle, con mi mano buscando tu pierna y  como los rebujitos me preguntaba que había que hacer para verte. 

martes, 16 de agosto de 2011

Se tambalea


Es una de esas noches en las que el alma llora por los ojos, que duele como si todo volviera a pasar de nuevo. Como una bala que te da a quemarropa y hace que todo se tambalee. De rodillas con las manos atadas por la soledad mientras mi alma se tambalea. Las lágrimas brotan de mis ojos en esta oscura madrugada, donde el dolor renace y esto parece que no tiene cura. Sigo aquí vencido una madrugada más. Me ahogo en esta pena mientras le suplico al dolor que me suelte o me apriete tan fuerte que acabe con esta agonía.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Yo mismo y yo.


Cabeza: Como puedes pensar que todavía te quiere.
Corazón: Yo no he dicho eso ni he pensado nada.
Cabeza: Coño, que no de que te crees que soy tonta o que. Si lo he sentido
Corazón: Mira te voy a decir una cosa. Yo no pienso porque para pensar estar tú, así que tú sigue pensando que yo seguiré sintiendo. ¿Capichi?
Cabeza: Vale llámalo X pero no vuelvas otra vez a lo mismo.
Corazón: Que no vuelva a que.
Cabeza: Que no vuelves hacerte daño tu solo. Que ella no te quiere otra vez
Corazón: ¿Y cómo sabes que no nos quiera otra vez?
Cabeza: Porque para que nos quisiera otra vez. Nos tuvo que querer alguna vez y ella eso nunca lo hizo.
Corazón: Ya pero es que……..
(Interrumpiendo)
Cabeza: No sé como con lo poco que nos dio puedes seguir sintiendo tanto por ella.
Corazón: la que va hablar y tu porque no la olvidas de una puta vez, y dejas de recordar cosas y tonterías.
Cabeza: Si hay tienes razón.
Alma: Estoy cansada de ustedes dos. ¿Sabéis? Porque no dejáis de hacerme daño de tirarme cristales para arañarme. Tú podías dejar de recordar cosas buenas y cosas malas no se piensa en lo que tú quieras pero deja de pensar en ella porque son cristales rotos que me tiras... Y tú podías dejar de quererla de una puta vez porque lo que tú sientes me quema y me revienta.
Cabeza: ¿y cómo hago para no pensar en ella, cuando amanece el día o cuando nos vamos a dormir?
Corazón: Ojala pudiera.
Alma: Sabéis  lo peor que  a mí como ustedes pienso y siento que la única que puede curarnos este dolor sigue siendo ella.
Y así un día mas mi cabeza es como no para de pensar en ti a pesar de todo el daño que me hiciste, mientras mi corazón se deja llevar y se vuelve loco por ti un día más. Mientras el alma me sigue doliendo como aquel primer día sin ti.