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miércoles, 29 de febrero de 2012

Poesía sin rima de un día sin sol.


Hay días que no me miro al espejo porque no me quiero ver  y son esos  días que tú no me hablas ni me miras ni siquiera paso ni un segundo por tu cabeza. Son esos días que respiro pero todo es una gran mentira y hablo sin escucharme. Y maldigo mi estúpida existencia por eso no me miro al espejo porque no me encuentro en aquel que reflejado en el espejo me escupe una verdad. Tú no me hablas y no escucho al mundo y me grita el silencio y la pena me coge de la mano y la soledad me echa veneno en el alma, la desesperanza me ata más fuerte las cadenas.  Me encierro en estos renglones sin sentidos y los clavos en mi blog como se clava el humo negro  de esta pesadumbre de esta aflicción de esta amargura que no acaba y que resucita cada mañana haga sol o este nublado que mientras me quede vida me seguirá aplastando sin piedad sin clemencia ninguna, porque tu ya no me miras porque tu ya no me tocas. Y como Peter Pan voy detrás de mi sombra, pero yo no soy Peter Pan solo soy un niño perdido que olvido su pensamiento alegre para volar y mientras sigo vomitando palabras en este documento de Word mi alma se encoge y se estira, se tambalea y sangra. Y me tapo con mis manos la cara  como queriendo taparme del frio que sacude mi cuerpo un frio que no abriga ni las mantas ni el sol ni las mantas que te hace la tía de tu padre del pueblo.  Otro día mas de vida y tu no me tocas ni me hablas ni me quieres sentir ni me dices tú te quieros de mentira. No otro día más que respiro porque si tú no me miras ni me hablas ni me tocas. Respiro pero  no estoy vivo. 


Qué importa ser poeta o ser basura - Robe Iniesta 

sábado, 25 de febrero de 2012

la hora H


Creo que todos hemos tenido un amor secreto, un compañero de clase o de academia o de bloque. Y hacíamos lo posible para que cuando esa persona pasara por nuestro portal o por nuestra calle o plaza. Estar nosotros en primera fila con la escusa de bajar a mirar el buzón o ir al quiosco a comprar chicles o cualquier cosa o estar asomado por la ventana.  Y cuando llegaba el momento exacto el reloj de la espera se partía en mil pedazos. Aparecía esa persona y todo se detenía por momentos una extraña felicidad te invadía y ya el día había merecido la pena.  Aunque no se percataran de nuestra existencia jamás pero tú lo veías y eras feliz. Ya podías volver a subir hacer los deberes o ir a jugar a fútbol o a la consola. Pero había días que esa persona no pasaba y bajabas mil veces al portal te asomabas mil veces a la ventana.  Y una extraña tristeza te recorría  junto con una sensación de vacio, la misma con la que escribo esta nueva entrada de blog. Porque anoche no te vi



Y no existir si no me miras Tú.  Ismael Serrano- Ya ves

martes, 7 de febrero de 2012

Encadenado


Sigo encadenado a tu mascarón de proa, es tan larga la cadena que mientras tú navegas yo sigo aquí en tu playa de rodillas esperando a que vengas a por mí y pareces que te acercas para recogerme pero nunca te acercas pero las cadenas dejan de tensarse. En cambio hay otras veces que siento como te alejas que vuelve el frio y las cadenas se tensan tanto que me arrastran de camino al mar y arrastrado por la marea de tu indiferencia me ahogo en este mar de tristeza. 



jueves, 2 de febrero de 2012

La Cassata


Me cuentas que con el paso del tiempo no te duele saber que salen todos los fines de semana salen juntos mientras tú te quedas en tu casa aburrida viendo Callejeros. Ni siquiera te inmutas cuando lo ves a el de la mano de ella, con el vaquero y la camiseta que tú le regalaste el verano que trabajaste en la heladería donde por culpa del frio te llevaste todo el verano constipada. Te hace gracia que las canciones que un día le pasaste porque hablaban de tu amor por él, ahora sea él. Quien se las ponga a ellas en el muro del Facebook o que cuando a él le da la gana te quite el no admitir del Messenger y se ponga hablarte y que cuando se harta te diga eso de ahora vengo y sabes de sobra que ya no va a volver. No te entra nostalgia al ver a ella en su moto con tu casco de Penélope Glamour ni te gustaría estar con él, cuando esta primaravera vayan a Praga a pesar de ser tu el que lo convencisteis para ir porque el señorito decía que no le gustaban los aviones. A veces de madrugada te desvelas y te abrazas fuerte a tu Pedro Picapiedra de peluche para sentirte menos sola y sabes que en ese momento ella es quien lo abraza a él pero eso ya te da igual o por lo menos no te quita el sueño. Pero el otro día me cuentas entraste con tu prima Lucia  a la Cassata y los viste allí a los dos allí sentados; y saliste corriendo como una loca hacia el cuarto de baño y te sentaste en el suelo llorando sin consuelo. Verlos allí sentando en vuestra mesa en vuestro bar en vuestros recuerdos eso si que te dolio