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viernes, 16 de noviembre de 2012

Dibujando con palabras.

Llevo  días intentando dibujar con letras y no encuentro nunca las palabras adecuadas, para explicar tu forma de hablar y reír, de todo lo que me haces sentir con el más mínimo gesto que a mí me parece tan grande. O como explico aquella mañana que el amanecer nos descubrió en tu cama entre sonrisas y caricias. Y así llevo dos años intentando dibujar aquel momento, con miedo  a volverme loco, mientras recuerdo cada noche que pase contigo

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Fabián


Faltaba un año para la Expo del noventa y dos, aunque hace veintiún años este que escribe desconocía por completo lo que era la Expo, pero bueno volvamos al año 1991, es verano y nos situamos en una pequeña aldea de la sierra norte de la provincia de Huelva. Donde una parada del autobús y dos piedras formaban dos porterías donde muchas tardes aquellos niños que veraneaban o vivían en aquella pequeña aldea jugaban a darle patadas a un balón de futbol. Había veces que jugábamos contra la colonia de niños franceses que pasaban allí el verano en la aldea de sus abuelos. Y el partido era como el de un mundial a un lado camisetas de Francia del PSG, del Nantes y demás equipos franceses a l otro lado camisetas del Sevilla, del Betis, del Recreativo,  Del Barcelona, del Español ( de todo los niños que había de Motmelo  había veces que jugábamos contra ellos un resto del mundo contra Montmelo, sin mas fin que pasar una buena tarde jugando al fútbol) De todos los niños Franceses había un pequeño que se llamaba Fabián, era el único que no chapurreaba un poco de Español y cuando nos decía algo nos lo decía en Francés y nunca si no era gracias a la ayuda de un hermano o un primo no lo entendíamos y aun con todo y con esa a veces nos lográbamos entenderlo.  Esos partidos nunca levantaron ningún tipo de rivalidad insana ni ningún pique ni siquiera llego nunca a las manos, es mas por la noches después de comer solíamos ir a dar una vuelta a mirar al cielo el conocido como camino de Santiago. Poco a poco empezó acabarse la primera quincena de  julio y algunos nos íbamos, otros venían. Recuerdo que Fabián y su hermano se fue unos días antes que nosotros y allí estábamos todos para decirle adiós su hermano nos dijo adiós en Castellano y el pequeño Fabián que se iba de allí sin haber dicho una sola palabra en español, cogió un balón, se llevo la mano izquierda al pecho a la altura del corazón y se dio tres palmaditas, esa tarde todos entendimos a Fabián.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Los helados de Meli


 Aun recuerdo aquella heladería que abrieron en mi barrio hace ya muchos años, todos los días o casi todos después del futbol mis amigos se comían allí uno de esos grandes helado.  Yo siempre decía lo mismo, cuando ellos me preguntaban que si quería uno.- No, no me gustan. Contestaba yo.
 Cuando verdaderamente me moría por probar uno de esos helados de mil sabores diferentes, pero siempre pensaba que ese helado lo quería compartir con alguien especial, bueno no es que mis amigos no fueran especiales, pero bueno ustedes me entendéis.- ¿Verdad?
Paso toda la primavera  y el verano que una vez más duro entre que acabo primavera y empieza el otoño, así durante tres años desde el lunes de feria hasta mediado de octubre, 
se llevo abierta aquella heladería  tres años. Hasta que  un día la heladería cerro porque Meli la heladera se traslado con su marido a Valencia a vivir. En esos tres años pase muchas veces por la puerta con mis amigos y solo; y me quedaba mirando los helados pero por esa estupidez nunca llegue a probar ni un poco esos helados, esperando a alguien que nunca acabo de llegar. Con el tiempo aprendí que los momentos hay que intentar disfrutarlos, vivirlos paladearlos solo o con quien estemos en ese momento, porque ese día lo que cerro fue una heladería, pero otras veces fueron etapas, momentos especiales que quizás como ese helado no quise disfrutarlo en todo su esplendor por no tener con quien compartirlo.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Señales


Recuerdo aquel polo verde de mangas largas con un ciervo bordado, tenía yo 10 años cuando me lo compro mi madre en el Corte Ingles de la Plaza del Duque, cuando los deportes estaban en donde hoy venden los discos. No sé porque pero ese polo me gustaba especialmente sin saber muy bien porque ni lo que significaba aquel ciervo bordado. Diecisiete años después me compre una camiseta de Rugby del mismo color, con el mismo ciervo pintado y volví a tener aquella extraña sensación me gustaba ponérmela y mirarme en el espejo, salir a la calle con ella que la gente me viera con ella. Al principio de esta semana en Utrera en un campo de césped y barro mucho barro y  un oval de rugby. El oval en un momento  llego a mis manos lo apreté contra mi pecho y antes de soltarlo volví a tener aquella  sensación que tuve hace diecinueve años en aquel probador del Corte Ingles y entonces  solo entonces empecé a comprenderlo todo. Ese día sin saberlo un virus llamado rugby empezó a contagiarme.