Pienso en ti, y me veo incapaz de
cumplir ni un solo de los mandamientos. Supongo que eso será un pecado
gordísimo y que el día que me muera las
puertas del Averno se abrirán de par en par.
Y que los demonios que allí viven me esperaran con las manos abiertas
con sus lenguas escupiendo fuego. Mientras escribo esto estoy repasando los
mandamientos por si alguno puedo convalidar y por lo menos quedarme en el
purgatorio hasta conseguir el perdón divino.
Amaras a Dios sobre todas las cosas.
Eso dice el primer mandamiento
divino, pero yo solo quiero amarte a ti sobre todas las cosas. Porque si tú me
dejaras yo solo te amaría a ti sobre el bien sobre el mal sobre la vida y sobre
la muerte, sobre Dios y sobre todas las cosas materiales e inmateriales.
No tomaras el nombre de Dios en
vano. Santificaras el Día del Señor
Yo no te juro por Dios que viviré
cada día por ti y para ti, yo quiero jurártelo delante de el si es necesario. Y
solo santificare los días en los que amanezcamos en la misma cama y en los días
que me levante y mi primer pensamiento seas tú.
Honraras a tu padre y a tu madre.
Honrare tu vida y la mía, tu sangre,
tu nombre, tu cuerpo, tu vida, la claridad de tus ojos miel.
No mataras.
Este sería el primero que me
saltaría sin pensarlo, si tú me besaras y me cogieras de la mano para no
soltármela nunca, mataría a la soledad, a la pena, al dolor. Con la espada de
tu dulzura y de tus encantos de mujer.
No consentirás deseos ni actos
impuros- No cometerás actos impuros.
Cada noche pienso si estuvieras conmigo,
estaría toda la noche haciendo todo tipo de perversiones en honor al amor. Así
que otros dos mandamientos que no podría cumplir.
No robaras
Juro robarte todos los besos que
sean posibles
No levantaras falsos testimonios
Mentiré a mi corazón y le diré que
nunca fue amor aquello que sintió si no eras tú la que se lo hacía sentir.
Ya te codicio a ti, que no eres un
bien ajeno, porque no perteneces a nadie. Pero bueno si codicio tu corazón y tu boca y tus ojos claros de miel, codicio
tus caricias y tu pelo corto, codicio ser el dueño de tu sonrisa y codicio
soñar a tu lado.
Doy fe con la sangre con
la que te escribo.
Precioso
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