
Necesitaba llegar a mi casa y apagar la luz y encerrarme en
mi cuarto para poder encender mi alma y abrirla y llorar solo porque hoy
tampoco hay hombro en el que apoyar mis lágrimas mientras me susurren al oído el
año que viene el año que viene. He soñado mucho con que llegara el día de hoy
tanto que ni si quiera soñé que lo soñaba. Posiblemente lo soñaba cuando aún
era un niño y paseaba por el pasillo de casa de mi abuelo cojines, sillas y
hasta una virgen del Roció desconchadas por el paso de los años. Quizás también lo soñaba cuando un día en la
cama de mi tío vi un costal planchado y sentía como el corazón se me aceleraba,
o quizás empecé a soñarte cuando viendo un paso cualquiera veía a unos pies
moverse mientras mi madre me decía pero mira arriba y yo miraba esos pies.
Estos días recordé tantos martes santos que te vi que ya ni siquiera recordaba
y me hiciste ilusionarme de nuevo una ilusión que ya creía perdida una ilusión que
ya no recordaba. Quizás por eso estoy llorando ahora porque esa ilusión ha
vuelto, porque como dijo Barbeito que hay más grande que una víspera. Y aquí estoy
yo de nuevo en víspera con un año por delante porque este no es el martes que
yo soñaba, aunque supongo que tú tampoco esperabas el día de hoy. Y aquí estoy en esta noche de miércoles santos
en vísperas del próximo martes cuando la luna se asome a la gavidia y allí este
aquel niño que un día soñaba con ser costalero, con mi costal blanco como una ilusión.
Allí estaré yo y me acordare de mi amigo Rafa, de mis abuelos, de mi amiga
Sonia de mi Evita, del padre de Pedro, de Desi (Dios mio que de gente me falta.)
que ahora mismo está más cerca de ti que
de mí. Te imagino en otro martes diferente a este y a pesar de las lágrimas,
la sangre me hierve y una sonrisa se dibuja en mi cara mientras te imagino que
te acercas delante de cientos de nazarenos blancos que pasan por delante de mí, uno por cada día que me queda.
Al fin y al cabo te esperado sin saberlo veinte nueve años de mi vida te puedo
esperar otro año más. Solo te pido que me esperes que yo te estaré esperando
Qué bonito es mirar la cara de un Cristo y volver a sentir cerca a los que te enseñaron a quererlo y se fueron cerca suya...
ResponderEliminarAcuérdate de este granaíno el día de la igualá, por si surcamos Sevilla un Martes Santo lo mismo que surcamos Granada el Viernes pasado.
Un abrazo José, duro la gente del Señor!!