Jugábamos contra el mejor equipo y teníamos mucho miedo no
de perder, sino de hacer el ridículo de que nos humillaran hasta que se
cansaran de meternos goles. Cuando al poco de empezar el partidos nos pitaron
una falta, y allí estaba yo delante del balón y delante de la barrera. Poniendo
de mil formas diferente el balón mikasa con el dibujo para arriba, para abajo, mirándome
a mí, al portero. El árbitro coloca la barrera que se adelanta un poco cuando
no mira. Cojo carrera y salgo le pego al balón, la verdad es que le pegue mal
en vez de salir para la izquierda salió a la derecha, en vez de ir baja el balón
cogió altura, pero no sé por qué extraña razón el balón entro en la portería,
bueno más que verlo lo sentí, y mi garganta y la de todo el equipo empezó a
tronar gritando gol. Me quite la camiseta y me tire de rodillas junto al córner
derrepente se me cayo todo un equipo encima mía, mientras nos abrazábamos como
locos, unos abrazos que nos curo aquel miedo de perder. Ese día descubrí que no
hay nada mejor contra el miedo que un abrazo,
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Muchas gracias por el comentario,la verdad que tenía el blog olvidado. Escribes igual e incluso mejor que yo así nunca dejes de hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte,de esos que quitan el miedo.