Me cuentas que con el paso del tiempo no te duele saber que
salen todos los fines de semana salen juntos mientras tú te quedas en tu casa
aburrida viendo Callejeros. Ni siquiera te inmutas cuando lo ves a el de la
mano de ella, con el vaquero y la camiseta que tú le regalaste el verano que
trabajaste en la heladería donde por culpa del frio te llevaste todo el verano
constipada. Te hace gracia que las canciones que un día le pasaste porque
hablaban de tu amor por él, ahora sea él. Quien se las ponga a ellas en el muro
del Facebook o que cuando a él le da la gana te quite el no admitir del
Messenger y se ponga hablarte y que cuando se harta te diga eso de ahora vengo
y sabes de sobra que ya no va a volver. No te entra nostalgia al ver a ella en
su moto con tu casco de Penélope Glamour ni te gustaría estar con él, cuando
esta primaravera vayan a Praga a pesar de ser tu el que lo convencisteis para
ir porque el señorito decía que no le gustaban los aviones. A veces de
madrugada te desvelas y te abrazas fuerte a tu Pedro Picapiedra de peluche para
sentirte menos sola y sabes que en ese momento ella es quien lo abraza a él
pero eso ya te da igual o por lo menos no te quita el sueño. Pero el otro día
me cuentas entraste con tu prima Lucia a la Cassata y los viste allí a los dos allí
sentados; y saliste corriendo como una loca hacia el cuarto de baño y
te sentaste en el suelo llorando sin consuelo. Verlos allí sentando en vuestra mesa en vuestro bar en vuestros
recuerdos eso si que te dolio
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