Hay días que no
me miro al espejo porque no me quiero ver y son esos días que tú no me hablas ni me miras ni siquiera
paso ni un segundo por tu cabeza. Son esos días que respiro pero todo es una
gran mentira y hablo sin escucharme. Y maldigo mi estúpida existencia por eso
no me miro al espejo porque no me encuentro en aquel que reflejado en el espejo
me escupe una verdad. Tú no me hablas y no escucho al mundo y me grita el
silencio y la pena me coge de la mano y la soledad me echa veneno en el alma,
la desesperanza me ata más fuerte las cadenas. Me encierro en
estos renglones sin sentidos y los clavos en mi blog como se clava el humo negro de esta pesadumbre de esta aflicción de esta
amargura que no acaba y que resucita cada mañana haga sol o este nublado que
mientras me quede vida me seguirá aplastando sin piedad sin clemencia ninguna,
porque tu ya no me miras porque tu ya no me tocas. Y como Peter Pan voy detrás
de mi sombra, pero yo no soy Peter Pan solo soy un niño perdido que olvido su
pensamiento alegre para volar y mientras sigo vomitando palabras en este
documento de Word mi alma se encoge y se estira, se tambalea y sangra. Y me
tapo con mis manos la cara como queriendo
taparme del frio que sacude mi cuerpo un frio que no abriga ni las mantas ni el
sol ni las mantas que te hace la tía de tu padre del pueblo. Otro día mas de vida y tu no me tocas ni me hablas
ni me quieres sentir ni me dices tú te quieros de mentira. No otro día más que respiro porque si tú no me miras ni me
hablas ni me tocas. Respiro pero no estoy
vivo.
Qué importa ser poeta o ser basura - Robe Iniesta
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