Faltaba un año para la Expo del noventa y dos, aunque hace veintiún
años este que escribe desconocía por completo lo que era la Expo, pero bueno
volvamos al año 1991, es verano y nos situamos en una pequeña aldea de la
sierra norte de la provincia de Huelva. Donde una parada del autobús y dos
piedras formaban dos porterías donde muchas tardes aquellos niños que
veraneaban o vivían en aquella pequeña aldea jugaban a darle patadas a un balón
de futbol. Había veces que jugábamos contra la colonia de niños franceses que pasaban
allí el verano en la aldea de sus abuelos. Y el partido era como el de un
mundial a un lado camisetas de Francia del PSG, del Nantes y demás equipos franceses
a l otro lado camisetas del Sevilla, del Betis, del Recreativo, Del Barcelona, del Español ( de todo los niños
que había de Motmelo había veces que jugábamos
contra ellos un resto del mundo contra Montmelo, sin mas fin que pasar una
buena tarde jugando al fútbol) De todos los niños Franceses había un pequeño
que se llamaba Fabián, era el único que no chapurreaba un poco de Español y
cuando nos decía algo nos lo decía en Francés y nunca si no era gracias a la
ayuda de un hermano o un primo no lo entendíamos y aun con todo y con esa a
veces nos lográbamos entenderlo. Esos
partidos nunca levantaron ningún tipo de rivalidad insana ni ningún pique ni
siquiera llego nunca a las manos, es mas por la noches después de comer solíamos
ir a dar una vuelta a mirar al cielo el conocido como camino de Santiago. Poco a
poco empezó acabarse la primera quincena de
julio y algunos nos íbamos, otros venían. Recuerdo que Fabián y su
hermano se fue unos días antes que nosotros y allí estábamos todos para decirle
adiós su hermano nos dijo adiós en Castellano y el pequeño Fabián que se iba de
allí sin haber dicho una sola palabra en español, cogió un balón, se llevo la
mano izquierda al pecho a la altura del corazón y se dio tres palmaditas, esa
tarde todos entendimos a Fabián.
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