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miércoles, 7 de noviembre de 2012

Los helados de Meli


 Aun recuerdo aquella heladería que abrieron en mi barrio hace ya muchos años, todos los días o casi todos después del futbol mis amigos se comían allí uno de esos grandes helado.  Yo siempre decía lo mismo, cuando ellos me preguntaban que si quería uno.- No, no me gustan. Contestaba yo.
 Cuando verdaderamente me moría por probar uno de esos helados de mil sabores diferentes, pero siempre pensaba que ese helado lo quería compartir con alguien especial, bueno no es que mis amigos no fueran especiales, pero bueno ustedes me entendéis.- ¿Verdad?
Paso toda la primavera  y el verano que una vez más duro entre que acabo primavera y empieza el otoño, así durante tres años desde el lunes de feria hasta mediado de octubre, 
se llevo abierta aquella heladería  tres años. Hasta que  un día la heladería cerro porque Meli la heladera se traslado con su marido a Valencia a vivir. En esos tres años pase muchas veces por la puerta con mis amigos y solo; y me quedaba mirando los helados pero por esa estupidez nunca llegue a probar ni un poco esos helados, esperando a alguien que nunca acabo de llegar. Con el tiempo aprendí que los momentos hay que intentar disfrutarlos, vivirlos paladearlos solo o con quien estemos en ese momento, porque ese día lo que cerro fue una heladería, pero otras veces fueron etapas, momentos especiales que quizás como ese helado no quise disfrutarlo en todo su esplendor por no tener con quien compartirlo.

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