Es injusto pero siempre pasa lo mismo siempre acaba llorando
pasándolo mal el que quiere, al que le parten el corazón al que le revientan el
alma como si fuera cristal de bohemia al que traicionan y se entera de esa traición.
Y eso me pareció siempre tan injusto tan mal repartido por la puta vida esta. Y
no vale pensar en un mañana en bueno mereces algo mejor. Porque no eso no es
cierto lo que mereces en este momento no sabes por qué extraña razón es esa. En
que te llame un estúpido día de enero a pesar de todo el daño que te hizo y te reviente tu armadura y tu escudo, te
mereces que un día vayas tan tranquilo por la calle y te encuentres al que era
tu amigo y al que era tu novia de la mano y se te doblen las rodillas y sientes
como ese puñal helado se te mueve. Te mereces según la vida el destino, Dios,
el karma o el rancio la casualidad. Para la vida mereces que salgas un día de
la obra reventado de trabajar y te la encuentres a ella en la parada del metro
y que empiece a dolerte algo más que la espalda.
Esta entrada no habla de mí en concreto ni de ti, ni de ti. Habla
del dolor. Ese dolor que intentas
disimular cada día, que te espera en el último giro de la llave al entrar en
casa, del dolor que se vuelve más dolor cuando no tienes quien te escuche
cuando tus amigos le quitan importancia a tu dolor. Esta entrada se la quiero
dedicas a todos aquellos que perdieron una vez en el amor a los que siguen
perdiendo y a los que algún día perderán por goleada y un Tsunami arrasara con
su corazón, con su alma y con su vida quitándole todo menos litros y litros de
lagrimas. Un dolor dispuesto aparecer en
el momento más inesperado vuelven a brotar
en medio de un partido de futbol, al cruzar una calle al ponerte los zapatos de tacón al cerrar la floristería
o mientras en el gimnasio hace pres de banca pero hay esta ese dolor el mismo que
el primer día aunque hayan pasado años. Es
injusto quien llore quien no lo merece pero así es la vida por eso estamos hablando de vida no de justicia. Y si lo piensas eso fue lo primero que hiciste al nacer llorar.
Que pasen pronto los días, que los costales que se guardaron hace dos años, ansían volver a servirla ese Viernes Santo de renovadas vivencias...
ResponderEliminarUn abrazo desde Granada